Modelo Estudiantes del siglo XXI 8º-11º
Experiencias Adversas
Las experiencias adversas son eventos que pueden causar trauma, incluyendo abuso, presenciar violencia e inestabilidad en el hogar. El trauma que surge de experimentar adversidad libera hormonas del estrés que pueden provocar cambios en el cuerpo y el cerebro. Experimentar estrés crónico durante un momento crítico del desarrollo puede afectar negativamente la cognición, la salud y el bienestar físico y emocional de los estudiantes, así como su rendimiento académico. Los efectos de las experiencias adversas son acumulativos (al menos hasta cierto punto), por lo que cuanto más experiencias adversas a las que una persona esté expuesta, más puede afectar su desarrollo. Sin embargo, los cerebros de los niños y adolescentes permiten un alto grado de reorganización o plasticidad neural, lo que potencialmente apoya la recuperación y resiliencia tras experiencias adversas. Además, los Apoyos Sociales de la familia, la escuela y la comunidad pueden desempeñar un papel clave en mitigar algunos de los efectos negativos de estas experiencias en los resultados adolescentes.
Ideas Principales
Las experiencias adversas pueden incluir:
- Experiencias interpersonales que ocurren entre personas (por ejemplo, abuso físico, abuso emocional, negligencia, presenciar agresiones); y
- Experiencias no interpersonales infligidas por otra fuente (por ejemplo, un accidente de vehículos, un desastre natural).
Muchos niños en los Estados Unidos se ven afectados por experiencias adversas: por ejemplo, en una encuesta retrospectiva en 23 estados, más del 60% de los adultos estadounidenses informaron haber experimentado una o más experiencias adversas antes de la adultez. Los niños y adolescentes de color, latinos e indígenas tienen más probabilidades de estar expuestos a experiencias adversas tempranas que sus pares blancos o asiáticos. Esto es probablemente debido a la discriminación estructural que ha llevado a diferencias generalizadas en el estatus socioeconómico entre los grupos raciales, y por lo tanto a la falta de acceso a recursos. Además, los estudiantes de grupos históricamente y sistemáticamente excluidos a menudo experimentan trauma racial en forma de sesgos o discriminación implícitos o explícitos, como las políticas disciplinarias escolares.
Las experiencias adversas pueden dar lugar a estrés crónico y trauma, lo que puede resultar en cambios a largo plazo en la salud, el comportamiento, las habilidades sociales y la estructura y funcionamiento del cerebro, y tener el potencial de aumentar el riesgo de discapacidades de aprendizaje y TDAH. Y los estudiantes con TDAH también tienen una mayor exposición a experiencias adversas en comparación con aquellos sin TDAH. Estos efectos pueden tener consecuencias de largo alcance en el sentido de Seguridad, Bienestar Físico, y Emociones de los estudiantes, así como en sus resultados académicos. Los apoyos sociales apropiados pueden ayudar a reducir el estrés crónico de los estudiantes, potencialmente protegiéndolos de los efectos negativos de las experiencias adversas. Los educadores tienen la oportunidad de ofrecer los apoyos sociales tan críticos para los estudiantes que atraviesan experiencias adversas, y pueden reducir la probabilidad de traumas en la escuela: por ejemplo, evitando políticas disciplinarias que perjudiquen a los estudiantes de antecedentes sistemáticamente e históricamente excluidos, y que no sean de apoyo a las necesidades de aquellos estudiantes que también tienen TDAH o discapacidades de aprendizaje. Además, un ambiente de aula basado en fortalezas, de apoyo y atento puede ayudar a los estudiantes con experiencias adversas a cerrar las brechas de oportunidades académicas.
A pesar de las altas tasas de prevalencia de experiencias adversas y la creciente concienciación sobre la importancia de este tema, los exámenes en los entornos de atención médica adolescente a menudo son inconsistentes, y puede que los clínicos no sean conscientes de todo el espectro de experiencias que causa trauma, fallando en diagnosticar muchos casos. Es importante que los adolescentes se sientan apoyados y seguros para compartir información personal con adultos de confianza para asegurar que reciban los apoyos que necesitan, y los sistemas escolares deben tener los servicios y apoyos para educadores y estudiantes por igual. Las investigaciones prometedoras han mostrado que los cerebros maleables de los niños y adolescentes tienen mayores oportunidades para formar nuevas conexiones, y para recuperarse y aprender de experiencias de trauma. Aunque sabemos que la recuperación es posible, hay una variabilidad significativa en los caminos de los estudiantes hacia la recuperación del trauma, por lo que más investigación en esta área puede contribuir con ideas importantes sobre intervenciones y recuperación.
Aprender más
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