Calificación Equitativa
Los sistemas y prácticas de calificación equitativos redefinen la forma de comunicar el progreso y el dominio del estudiante mediante diversos métodos que reducen la subjetividad y aumentan las oportunidades de aprendizaje. Las prácticas de calificación equitativas suelen centrarse en el dominio del contenido por parte de los estudiantes (es decir, el producto) o en la evolución del rendimiento (es decir, el progreso del estudiante). El progreso, por ejemplo, puede ser más adecuado para estudiantes con discapacidades cognitivas significativas. De esta manera, los docentes adoptan una mentalidad de crecimiento al evaluar el progreso de los estudiantes hacia un estándar. Independientemente de si un docente utiliza la calificación para el progreso o el producto (o una combinación de ambos), la calificación equitativa presupone que existe claridad entre todas las partes interesadas (por ejemplo, estudiantes, padres, docentes) sobre cómo se evalúan las tareas. La calificación formal, y el proceso para obtenerla, debe ser clara para estudiantes y padres desde el principio y reflejar el dominio de los estudiantes, en lugar del promedio de su rendimiento a lo largo del tiempo.
Los docentes pueden practicar la calificación equitativa de varias maneras que aumentan la precisión y reducen el sesgo al eliminar o separar la calificación que penaliza a los estudiantes al deducir puntos por comportamiento, participación, asistencia o puntualidad de las medidas académicas. Estas medidas son particularmente beneficiosas para los estudiantes con discapacidades de aprendizaje y TDAH, ya que pueden enfocarse en demostrar lo que saben sin el estrés adicional de tener que cumplir con expectativas no relacionadas. Además, las políticas de calificación equitativa a menudo incluyen reemplazar el uso de ceros y promediar el desempeño a lo largo del tiempo con prácticas que enfatizan el progreso hacia el dominio, como ofrecer la oportunidad de volver a realizar evaluaciones, ajustar las escalas de calificación y usar portafolios. Finalmente, la consistencia es fundamental en la calificación equitativa. En las aulas para niños más pequeños, esto se traduce en la consistencia en la calificación entre las asignaturas (p. ej., el uso de una rúbrica y su entrega a los estudiantes) y quizás entre los docentes dentro del aula.
Ejemplo: Utilice esta estrategia en el aula
Cuando la calificación se realiza de forma aislada por educadores individuales, puede generar inconsistencias en los criterios de calificación. Con prácticas de calificación colaborativas y capacitación continua, los educadores pueden aprender a reconocer sesgos implícitos y a afrontar las creencias limitantes que puedan tener sobre las capacidades de los estudiantes. La implementación exitosa de la calificación equitativa proporciona a los docentes el tiempo necesario para colaborar con sus colegas en la creación de procesos de calificación equitativos y consistentes, así como el apoyo necesario para sostener los esfuerzos colectivos de la escuela/distrito, incluyendo oportunidades de formación profesional y mentores.
Inclúyelo en el diseño de tu producto
Diseñar productos que faciliten la creación y el uso de rúbricas, portafolios, oportunidades para la retroalimentación constructiva y el intercambio de información con las familias puede contribuir a prácticas de calificación equitativas. Al utilizar inteligencia artificial (IA) para la calificación de un producto, es importante garantizar que el proceso de desarrollo de dicha IA incluya un conjunto diverso de datos y sea elaborado y revisado por un grupo diverso de personas. La colaboración con estudiantes, docentes y familias que históricamente se han visto afectados por prejuicios debe formar parte del proceso de diseño.
Referencias
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